Los grandes de la historia suelen aparecer de a pares
Llegaron juntos a este mundo. Cualquiera diría que lo hicieron tomados de la mano…, justo, justo, setenta años atrás, para el primer día de octubre de 1949. Uno sería el segundo de tres después de un embarazo sin particularidades y un parto sencillo. La otra llegaría, sin embargo, después de veintidós años de terribles luchas.
De manera contemporánea, medio debiluchos al principio, fueron dando sus primeros pasos. Uno, muy flaquito, puro ojos y orejas, mostraba, no obstante, algunos rasgos de educación que hacían que las amigas de su mamá no dejaran de destacarlo como “un nene fino”.
La otra, más impulsiva y visceral, dejó ver su perfil en la llamada Revolución Cultural. Allí, su papá al que todos apellidaban Tse-Tung, viró, vaya uno a saber porque, a Zedong, y con el alejamiento forzado de su tío Chiang a la pequeña isla de Formosa, el cambio hizo que aflorara todo su temperamento, algo que a la adolescente no le ahorraría sufrimientos. Creció como pocas lo han hecho, pero los dolores del proceso no fueron ni escasos ni muy suaves.
En algunos rasgos, gustos y preferencias coincidieron siempre, ella ha sido toda su vida una fanática de los trapos rojos, él pareciera que también, aunque con una importante y nada despreciable diferencia, su corazón se estremece ante la sola contemplación de la gloriosa rojiblanca.
Uno, encandilado por la inmensa admiración que le despertaba la figura de su padre, decidió que lo mejor sería convertirse un día en cirujano. La otra, mutó, de manera rápida y ha pasado de sufrida obrera a patrona del barrio.
Corrieron las décadas, cambiamos de siglo y este último martes se cumplieron exactamente setenta años desde el alumbramiento. La historia, a la que nadie escapa, dirá algún día cuán grandes han llegado a ser y cómo se los recordará en el futuro.
Uno decidió, ayer, que había llegado el merecido tiempo del retiro y completó el papelerío que le permita, dentro de un tiempito, gozar de una jubilación. La otra, presa de un frenesí que algunos temen pueda volverse incontrolable, no para de expandirse.
Nacieron, como les digo, un 1° de octubre del ’49 y él sigue siendo un tranquilo y humilde muchacho de Tolosa. Ella, bueno…, ella siempre dio que hablar y es muy muy conocida en todo el mundo. Hablamos, queda claro, de la República Popular China.
Muy lindo e interesante Alberto
El 01/10/2019,pense justamente esto que tú cumple (70) coincidia con los mismos años de la China de Mao, junto al saludo pense hacerlo (vos lo publicaste); los dos crecieron grandes y fuertes.- Abrazo!!!
Excelente. No entiendo lo de Tranquilo y humilde muchacho de Tolosa……..
Es cierto, debería haber escrito Toulouse, como la tierra del inmortal Carlitos.
Muy bueno, como siempre y muy ocurrente el paralelismo entre los dos acontecimientos!!
Felicitaciones por la presentación del “papelerío”. Un abrazo.
Gracias querida Judith. Acabo de recibir los libros que mandaste para la biblioteca Liceísta. Ya están subidos al catálogo. Gracias una vez más!!!
Que buen paralelismo…los dos sucesos son muy importantes, claro esta, q a mi me importa mas el nacimiento de ese chico q admiraba a su padre, mi tio…porque no mi abuelo paterno. Te felicito por tu nacimiento – o sea tu cumpleaños – y felicitaciones por el papeleo…otra etapa nueva en tu vida que seguramente sera muy linda e intensa . Beso.
Gracias Negrita!!!
Hermoso relato de mágicas coincidencias nos regalas en tu cumpleaños, gracias Alberto.
Gracias Cris, me alegro que te guste.
Alberto te felicito por tu creatividad! La comparación es excelente!! Cariños.
Muchas gracias Alicia. Cariño grande.
Recién lo veo. Muy bueno, ingenioso como siempre. Un abrazo. Tony.
Gracias Tony. Abrazo!
Que bueno fue que existiera ese 1°de octubre del 49. Han nacido seres de luz y gloria.
Porfi, perdón por no saludarte para tu cumple. Feliz nuevo año!
Gracias Silvia, no puedo opinar por los chinos pero en lo que a mi respecta sos en extremo generosa . Besos
Muy bueno Alberto. Un creativo paralelo. Cariños