Para Cristian y Vale, por su incomparable fortaleza.
Para Sara que me ofreció un buen título.

Esa jornada de enero de este año Cristian cumplió cuarenta años y dos días después enfrentó, de manera programada, una delicada cirugía cardiovascular en la Fundación Favaloro. Desconocía en esos momentos, con seguridad al menos, los detalles y el dato de que, cincuenta y dos años atrás, el cirujano sudafricano Christiaan Barnard había asombrado al mundo al llevar a cabo el primer trasplante cardiovascular exitoso entre humanos y que unos años antes lo hubieran intentado en USA, aunque, en esa oportunidad, el donante fuera un chimpancé. Muchos menos sabría mi amigo que idéntica cirugía se llevó a cabo en nuestro país, unos meses después, el último día de mayo de 1968 y en la Clínica Modelo de Lanús, por un equipo al comando de Miguel Bellizi, un cirujano con notable habilidad quirúrgica y mucha avidez por la repercusión mediática.

Ahora, en la madrugada del último miércoles, recibo el WhatsApp que me avisa que a Cristian lo han internado de urgencia y está camino del quirófano. Algo no salió bien durante su internación en el verano, fueron necesarias dos intervenciones y una recuperación tórpida, lenta y no muy satisfactoria lo llevaron a una lista de espera de manera reciente. Conocía esos datos. El milagro de contar en horas con un donante, ha acelerado ahora los tiempos.

Me comunico en la mañana con Valeria, su esposa, que aguarda en la sala de espera. Pasado el mediodía, un mensaje de voz conmovedor, quebrado por el llanto liberador de tanta angustia y cargado de esperanza y felicidad me informa que Cristian tiene un nuevo corazón latiendo dentro de su pecho y ya se encuentra en la sala de recuperación.

Escucho una y otra vez ese mensaje que me liga, de manera inexorable, a tantísimos momentos míos en la cirugía. Se amontonan en mi memoria nombres, circunstancias, situaciones de extrema crudeza vinculadas a la vida y la muerte, al trabajo silencioso y concentrado de un muy numeroso grupo de médicos, técnicos y enfermeros de altísima competencia dentro de un quirófano. No me resulta en absoluto extraña la espera acongojada de una familia ni la imagen de un tórax abierto esperando el órgano que cambie su vida…, tantísimas veces participé de escenas similares. Conocer con cercanía al protagonista me carga de emoción, me cierra la garganta, hace que desde un lugar que no entiendo ni frecuento eleve mis ruegos. Una mujer hermosa y noble, dos niños muy chicos, su familia y una pléyade de amigos y compañeros unimos nuestros anhelos y mejores deseos en esta aventura. La juventud y su futuro son merecedores de la mejor chance.

Desde mi mirada de un ex cirujano, sigo agradeciendo a la vida la oportunidad que me brindó, pienso que esa actividad, esa especialidad, está reservada para pocos, que merece ser honrada dando lo mejor de nuestro talento y nuestra interioridad. Valoro y mucho a quienes llevan adelante esa tarea. Admiré a mi viejo y a tantos maestros y colegas como lo hago hoy con algunos jóvenes, incluido Matías, el mayor de mis hijos. Sigo pensando que es un lugar de distinción que se nos ha reservado a unos pocos.

En cuanto a Cristian, es probable que ahora conozca que los trasplantes se cuentan por decenas de miles, que hay muchísimos realizados en nuestro país que desarrollan una vida normal y que incluso existen casos como el del golfista profesional Eric Compton que, luego de recibir un segundo trasplante (el primero había sido a los doce años), clasificó, a los treinta, a la ronda final del U.S Open del año 2010. Fue promocionado (en eso los yanquis son insuperables) como “el jugador de los tres corazones”. La juventud, las ganas y una familia hermosa que lo necesita y lo espera ayudarán para que Cristian vuelva muy pronto a su vida normal, a su trabajo, a dar los últimos pasos de su carrera de abogado en la UDE.

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La historia de Cristian: el hombre del trasplante de corazón que fue un récord – LA NACION «Yo sabía que había otros dos chicos que esperaban un trasplante y que estaban en el mismo piso. Entra una médica, cerca de la medianoche, y me dice: ‘Hay un proceso en curso, están yendo a … www.lanacion.com.ar